NEW YORK. ¡Cómo es la cosa… Danilo Medina afirmó que en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no hay traidores?
¿Qué impulsa a un hombre que dice aspirar a presidir el país a afirmar una cosa así, que salida de su boca resulta una monstruosidad? Barrunto que puede ser una ambición ciega o saberse en situación muy precaria o que decidió recular o que quiere aparentar que es ingenuo o que considera que todos los que no son del PLD son estúpidos…
Dígame Usted si no es una monstruosidad que Danilo regresara del ostracismo a que se sometió durante meses para desmentirse a sí mismo de aquella patética expresión “me venció el estado”, en la cual resumió los manejos que hizo Leonel Fernández para ganar la convención del PLD sonsacando a personas que debían lealtad a Danilo. ¿Se puede creer que Danilo piensa que la deslealtad no es traición? ¡No!
Así que la credibilidad de Danilo debe andar en estos momentos por su nivel más bajo. Nadie cree lo que Danilo afirmó, ni Danilo mismo puede creerlo. Es que el PLD, sencillamente, está lleno de traidores. No hay una organización política en la República Dominicana con más traidores en su seno que el PLD.
Múltiples razones avalan la categórica afirmación que hago, pero me limito a decir que el PLD -o Leonel, si Usted lo prefiere, es lo mismo- agregó a los propios traidores del partido (los que traicionaron las ideas de Juan Bosch, y al mismo Danilo) una amplia legión de traidores que compró de los partidos Reformista Social Cristiano (PRSC) y Revolucionario Dominicano (PRD).
Vale recordar aquí que la llegada del PLD al poder en 1996 se fundamentó en un acto espontáneo de traición fríamente dirigido por el doctor Joaquín Balaguer para evitar que el candidato de su partido, Jacinto Peynado, terminara en la segunda posición en la primera vuelta en las elecciones de 1996. De allá para acá, Leonel ha sido altamente exitoso captando traidores en todas las organizaciones políticas del país por la vía de la compra y puede considerarse como el padre del transfuguismo del siglo XXI.
Danilo, insisto, no puede creerse lo que declaró, pero no hay duda de que es lo que consideró apropiado decir y, sujeto a la que ya se evidencia como una precaria situación en el PLD, abrió espacio para recular frente a la embestida devastadora de la reelección presidencial sustentada por los senadores y diputados peledeistas casi en su totalidad.
La insostenible afirmación me dejó la impresión de que Danilo ya está convencido de que con sus botoncitos embotados no puede tirarse a la valla frente a un gallo armado con navajas, como lo es Leonel. El pleito es disparejo totalmente, así que lo mejor que puede hacer Danilo es irse de alita, guardar distancia del padrote del PLD, tranquilo.
Tal vez Danilo no tenía que llegar tan lejos, al punto de desdecirse en su imposible intento de recomponer el pasado y lograr alguna indulgencia de Leonel, pero alguna razón de peso tendrá para, con más de tres años fuera de la traba gubernamental, venir a decirnos que en el PLD no hay traidores. Tras escucharlo hablar hace unas semanas en un restaurant en Manhattan salí con una buena impresión de su persona y pensé que Danilo tenía un mayor respeto por la inteligencia ajena, pero es obvio que no. Ni modo, él es un político profesional.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
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