New York. Los nombrados en posiciones públicas en la República Dominicana ejercen distintas profesiones, pero dan la impresión de que tienen en común una maestría y experiencia de campo en el ejercicio de doblez, para mantenerse en las buenas con el mandamás.
Pongo el siguiente ejemplo por considerar que quien voy a citar debiera ser independiente. Se trata del presidente de la Junta Central Electoral, doctor Julio César Castaños Guzmán, quien primero declaró que el presidente de la República debía abstenerse de participar en la campaña electoral presente, pero horas después dijo que en su condición de presidente del Partido de la Liberación Dominicana el doctor Leonel Fernández tenía todo el derecho de caravanear.
Quiere pensar Castaño Guzmán y poner a pensar al pueblo que cuando Leonel caravanea lo hace como presidente de su partido y no como presidente de la República. Pero eso es íntegramente falso. Leonel se mueve con el ropaje de presidente del PLD haciendo uso de los mismos recursos económicos y de seguridad con que se mueve como presidente de la República.
Inevitable que así ocurra porque, sencillamente, quien ocupa el cargo de presidente de la República lo es en todo momento del ejercicio de su mandato. Aún si lo quisiera -que no es el caso de Leonel, quien ya inició su campaña para seguir más allá de 2012- no se puede quitar el cargo como quitarse un traje.
Leonel está muy consciente de eso, y todo lo hace en su calidad de presidente de la República. Mire, imagine lo duro que debe ser para él que el cargo de presidente le impida darle la satisfacción a Ramoncito Báez de irlo a ver a Najayo.
Recuerde que Leonel acudió a la cárcel del Palacio de Justicia a las pocas horas de Ramoncito Báez ser apresado por el gobierno de Hipólito Mejía, en 2003. Leonel en ese momento era ex presidente y su porta estandarte principal era el de máximo líder del PLD, así que no vaciló un instante para ir a ver a su amigo, quien agradecido ahí mismo se convirtió en el principal benefactor de la campaña para que Leonel se hiciera de nuevo con el poder en 2004.
Como presidente del país, Leonel se arriesgó y permitió a su ministro Vincho Castillo defender a Ramoncito Báez en contra de los intereses del estado dominicano, algo que de haber ganado Ramoncito en los tribunales hubiese sido muy pernicioso para las finanzas del país, pero hasta ahí llegó.
A lo mejor Leonel ha sentido profundamente no poder cumplir con el amigo preso, aunque sea con una visita, algo en lo que se puede pensar tomando en cuenta que Leonel siempre dijo que Ramoncito era inocente, una víctima de la torpeza de Hipólito.
Pero, a pesar de los buenos sentimientos que pueda tener, Leonel sabe que ahora no debe ir a Najayo, el cargo se lo impide. No puede escindirse entre ciudadano y presidente, y no va a arriesgar el lustre de la imagen presidencial.
Entonces, si para un asunto tan humano, como ver al amigo preso, Leonel no intenta auto escindirse, resulta paradójico que Castaños Guzmán lo escinda por su cuenta para los fines del caravaneo, pero con doblez todo es posible. Tiene la maestría necesaria el presidente de la JCE para buscársela con Leonel. Y la aplica.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y que se compadezca de nuestro país.
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