sábado, 26 de diciembre de 2009

Servir al dinero hace de Leonel un monarca pordiosero; hay que motivarlo con La Biblia a que cambie de amo

NEW YORK. Estoy convencido de que Leonel Fernández es, ni más ni menos, el país que todavía identifican como República Dominicana en los foros internacionales.
Desde aquí lo veo con claridad, gracias al mágico dibujo que del presidente-país hacen las notas y los reportajes enaltecedores de sus virtudes, las informaciones sobre sus recaudaciones fabulosas de dinero, los repartos que hace, enmarcado todo por comentarios y editoriales impetrantes al mandatario que a diario aparecen en los medios de comunicación.
Y hay algo que resalta, lo cual parece contagioso, cuando los medios se ven forzados a hacerle una pequeña crítica la hacen de forma que quede claro que es buscando que no se quiebre jamás el cristal de su prestigio.
Leonel no es la nación porque esa categoría sólo la tuvo el país durante escasos siete meses en 1963, cuando hubo imperio de la ley allá. Nación o no, el asunto es que Leonel es alfa y omega en República Dominicana. Y de su influencia no escapamos ni quienes estamos en la diáspora.
Así las cosas, para que todos los dominicanos podamos vivir tranquilamente en el país, y fuera, es hora de que empecemos a pedirle a Dios para que nos dé luces y fortaleza para actuar, para luchar en procura de que Leonel cambie de amo, pues sabemos que, como bien lo dijo Jesús, ningún esclavo puede ser fiel a dos amos, “nadie puede servirle a la vez a Dios y al dinero” (Lucas 16:13). Y está clarísimo que el amo de Leonel (por consiguiente de la República Dominicana) es el dinero.
No lo digo yo, son sus actuaciones las que lo dicen. Él no tiene ningún empacho para pedir en el extranjero -las crónicas dan cuenta de eso- o pedir a los demás ricos del país dinero o prebendas para satisfacer inquietudes personales a través de su fundación, no sé si es por ayudar o por vanidad. También le da licencia a su esposa, doña Margarita, para que haga peticiones por su cuenta.
Así tenemos que en el transcurso de un par de semanas la pareja presidencial dominicana recaudó, de acuerdo a reportes periodísticos, RD$83 millones de pesos, repartidos así: al pasar por New York, de regreso al país desde Europa, Leonel recibió US$500 mil dólares (18 millones de pesos) de personas que fueron invitadas para un encuentro social con el Presidente de la República Dominicana, quien en un par de horas recibió la referida suma para su entidad privada. A la siguiente semana el torneo de golf de la Fundación Global le reportó RD$15 millones de entrada a la institución, y dos o tres días después se publicó que en una cena de gala organizada por doña Margarita ésta recaudó RD$50 millones.
Que ellos vayan a repartir ese dinero más para alante no tengo porqué dudarlo, pues qué va a hacer con tanto dinero una pareja en un país tan pequeño como el nuestro. Ahora bien, por más que repartan, no se justifica que anden pidiendo allá y por donde pasan. Leonel haría muchísimo más por él, por los suyos y por el pueblo si se enfoca en servir a Dios y en administrar con celos los recursos del país rico que tiene en sus manos.
Él sabe que es así, pues desde antes de ser gobernante hablaba con certeza y cifras precisas (RD$30 mil millones) que se llevaban los corruptos cada año de las arcas estatales. Su conocimiento del asunto ahora es mucho mayor, pero ha caído en la esclavitud del dinero, es esclavo a tal punto que, aún siendo un monarca nacional, que lo domina y lo tiene todo a plenitud, no se cuida de caer al nivel de pordiosero internacional, algo que no necesita en absoluto.
Tampoco tiene que poner a pordiosear al país completo, y menos a los viejos y desvalidos. Produce dolor y vergüenza que ancianos que arrastran su vida con dificultad tengan que restar a las pocas energías que les quedan, para quemarlas al sol, esperando durante horas por una caja-cena.
Ruego y lo invito a Usted a que también ruegue a Dios para que haga reflexionar a Leonel. Sugiero que le mostremos La Biblia para que se libere de la esclavitud de las riquezas y se decida por servir a Dios. Mostrémosle La Biblia para que caiga en cuenta de que el pordioserismo no es ayuda sino ignominia.
Leonel tiene todas las condiciones para reivindicarse ante el Padre, y el pueblo. Ojalá quiera hacerlo, porque ningún otro -es algo que podemos analizar luego- ha tenido más poder que él en la silla presidencial dominicana.
Si reuniera voluntad, no tengo duda de que con su poder absoluto Leonel podría empezar la construcción de una nación digna, algo que intentó Juan Bosch y no logró porque eran otros los tiempos. En 1963, Norteamérica entendía que sólo la ignominia podía salvaguardar sus intereses en la región.
Leonel hoy tiene todos los caminos despejados. Hay dos historias ganadoras del respeto imperecedero -la primera entre los cristianos y la segunda entre los dominicanos- que Leonel puede tomar como referentes para iniciar su reivindicación, me refiero a las protagonizadas por Pablo y Caamaño.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones.

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