viernes, 11 de diciembre de 2009

Alegría y pena por Martha


NEW YORK. Aquí, pensando fríamente -por el rigor de la temperatura y por encontrarme lejos del calor de la algarabía- saco conclusiones sobre el triunfo de Martha Heredia, la Latin American Idol de 2009, que me alegran y me apenan.
Me alegra el triunfo de la talentosa joven, quien saltó del anonimato en la República Dominicana a la fama internacional en pocas semanas. Me apena que ya para devorarla tras su cabeza están los depredadores políticos del país.
Me alegra que todavía -en una sociedad envilecida por la perversidad política- aparezcan jóvenes con ímpetu, con valor, con agallas y carisma para pararse en un escenario internacional a mostrar con firmeza lo que tienen, lo que el Padre les dio, en este caso una buena voz. Me apena que a la mayoría de la juventud la tengan atada y arrodillada, sólo esperando por la dádiva.
Me alegra que los jóvenes del país se unieran, indicaran el camino a seguir e invirtieran dinero y tiempo para comprarse su alegría dando su respaldo económico obligatorio para la victoria de Martha en Argentina. Me apena que no se han unido para tomar la iniciativa en el campo político, rechazando que le compren con ron y cerveza el voto en cada campaña electoral.
Me alegra la posibilidad de que no sea vana la inversión de millones de pesos en llamadas telefónicas, siempre que el logro se traduzca en aprendizaje de que cuando la juventud quiere puede. Me apena la posibilidad de que no extrapolen su éxito al campo político.
Le pido a Dios que el triunfo que le otorgaron a Martha con su apoyo ponga a muchos jóvenes a pensar en que si quieren un buen país para disfrutarlo mañana tienen que unirse hoy e invertir sus recursos (conciencia, talento y tiempo) para lograrlo. Ruego porque muchos se den cuenta de que ellos tienen la fuerza y son los llamados a cuidar y arar su terreno, sobre el cual campea ahora una voraz fauna política que lo depreda sin misericordia.
Con los mismos entusiasmo y determinación que su conciencia les dictó comprar -30 pesos a 30 pesos, hasta sumar millones- la victoria de Martha que hoy se disfruta, los jóvenes pueden -sin pagar en pesos, sólo evitando vender la conciencia- adquirir, ¡y disfrutar más!, un sistema político y de gobierno que les garantice educación y salud.
Quiera Dios que no pierdan su propia lección nuestros jóvenes. Que no olviden que esta vez pusieron detrás de ellos a los tunantes Leonel y Miguel, quienes a última hora se unieron al éxito buscando, más que ayudar, capital político, el primero con un llamado tardío y que resultó sobrante, y el segundo repartiendo unas cuantas tarjetas prepagadas.
Que observen bien los jóvenes lo que han hecho: cuando Martha salió del país lo hizo sólo con su maleta cargada de incertidumbres, era una pobre anónima más que no merecía ser despedida en Palacio como se hace con los millonarios del béisbol cada año cuando van a la Serie del Caribe. Pero ustedes, jóvenes, la ayudaron para que a su regreso haya pugilato entre los lobos políticos jadeantes por engullirse esa carne fresca. Si ustedes se unen, lo menos que harán es controlar a la jauría.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones.

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