NEW YORK. Aunque no es algo nuevo -en La Biblia y la historia universal se puede encontrar muchos ejemplos- eso de que “cuando el hombre es grande, Dios es pequeño” el tema martilla mi mente en los últimos días. Por un lado, me motiva a querer ser más pequeño y, por otro, me llena de preocupación pensar que en la República Dominicana Dios empequeñece, y ya está tan chiquito que casi ni se ve, pues hay allá un hombre grande, muy grande, que tiene todo el poder en su manos.
Un hombre que a juicio o capricho le da destino a cada centavo de una suma mayor de 400 mil millones de pesos en este 2010.
Un hombre que es el patrón de las iglesias, a cuyos jerarcas, a unos más que a otros, les extiende sus manos llenas de diezmos y prebendas estatales.
Un hombre que es el patrón de los políticos, pues el reparte los puestos o canonjías. Ni hablar de que también lo es de los empresarios.
Un hombre que es un demiurgo moderno que crea sin cesar menesterosos y se solaza arrojándoles dádivas que alimentan dependencias que reditúan cada cuatro años.
Un hombre que es el patrón de casi todos los comunicadores y medios periodísticos grandes, que juegan a la crítica superficial en tiempos muertos y al silencio y la manipulación informativa en tiempos de campaña.
Un hombre que lo ha ganado todo, lo tiene todo. Probablemente lo único que ha perdido y no tiene ahora son amigos, porque éstos van cayendo en las categorías de servirles, favorecidos y otras, en la medida en que el gobernante aumenta sin parar su poder y capacidad de transgresión a toda ley, incluyendo la divina.
¡Ufff! La transgresión es la más terrible de las fallas humanas. De la transgresión dice el salmo 36:1-4 lo siguiente:
“La transgresión habla al impío dentro de su corazón; no hay temor de Dios delante de sus ojos. Porque en sus propios ojos la transgresión le engaña en cuanto a descubrir su iniquidad y aborrecerla. Las palabras de su boca son iniquidad y engaño; ha dejado de ser sabio y de hacer el bien. Planea la iniquidad en su cama; se obstina en un camino que no es bueno; no aborrece el mal”.
¡Qué vigencia tiene esos versículos del salmo 36 en nuestro país!
¿Cuánto costó, cuesta y costará a pueblos y gobernantes la capacidad de transgresión que se procuraron y se procuran cierto tipo de monarcas? Para saberlo, suficiente sería con ver los avatares del pueblo escogido y la conclusión del reinado de Salomón, sin mencionar el diluvio y Sodoma y Gomorra, para sentir preocupación genuina por el futuro de la República Dominicana.
Le invito a pedir por el sosiego y el arrepentimiento a tiempo del hombre poderoso, para que Dios vuelva a ser grande entre los dominicanos.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
Transguedir??????, piensa ud. senior Calderon, que con todo lo suuuuuuuuuper inteligente que es ese caballera, tenga bien claro lo que signifique esa palabra ?.
ResponderEliminarMe encanto como usted plantea la "grandeza" del hombre comparada con Dios, es un trabajo excelente y seria bueno que ese hombre grande la leyera, mientras el tenga poder y dinero seguira teniendo "amigos" otra palabra que adquiere un significado mistico es "transgresion"
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