La cuarta acepción de la palabra mito en el diccionario de la RAE dice: “Persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o bien una realidad de la que carecen”.
Es interesantísimo ver como en la República Dominicana los hechos de la política y los políticos se encargan de dar certeza a la definición citada. La industria política manufactura y destruye mitos sin parar.
Pongamos por caso las leyes. Con sus hechos los gobernantes nos demuestran siempre que son puro mito, para ellos. A su vez, los gobernados buscan que para ellos también lo sean.
Otro gran mito sostenido por la creencia popular es que son del pueblo las pertenencias y los dineros del estado, el estado de nosotros hay que escribirlo en minúsculas siempre, por ser una caricatura mal hecha, vergonzosa, lastimera, para nada divertida…
Perdón, le decía que es un mito eso de que corresponde al pueblo el patrimonio del estado. La realidad es que siempre ha sido de la cúpula de las empresas políticas (lo de partidos es un mito) que han ganado, soborno en mano, el concurso cuatrienal (lo de elecciones es un mito) de arrendamiento del Palacio Nacional, lo que le da derecho a los ganadores de apropiarse del patrimonio de marras a su antojo y sin consecuencias, excepciones hechas de Juan Bosch y Salvador Jorge Blanco. Bosch nunca pensó que los bienes del estado eran de él ni de quienes le acompañaron en su gobierno en 1963 y Jorge Blanco sufrió consecuencias, siendo anulado por Balaguer por lo que ahora se considera una caricatura de corrupción.
Otro mito muy arraigado entre los criollos es ese de que “el pueblo no es tonto”. Pienso que es el mayor de todos los mitos, y las razones son muy obvias.
¡Ah la política y su poder para convertir realidades en mitos y viceversa!
Pongo algunos ejemplos más:
1.- Los fondos de pensiones. La gente que trabaja y los aporta tiene la seguridad de que esos dineros son intocables y que son sus ahorros para cuando llegue la hora del retiro, pero el gobierno se encargará de demostrar, en breve, que son para otra cosa y que la tal seguridad es un mito.
2.- Los apellidos que indiscutiblemente poseían las mayores fortunas en RD eran Vicini, León Jimenes, Read, Pellerano, Corripio, Bonetti, Brugal, Bermúdez, Armenteros, entre otros. Eso fue realidad y ahora es mito, pues los apellidos con mayor control y manejo de dinero en la primera década del siglo XXI son Fernández, Montás, García, Germán, Pared, Bautista, Bengoa, Pimentel, Salcedo, Aristy, entre otros.
3.- Durante casi todo 2003 y hasta el 16 de mayo de 2004 todos consideramos como real que el país había quebrado, junto con los bancos. El 16 de agosto de 2004, minutos después de tomar posesión, el presidente Leonel Fernández se encargó de demostrarnos que eso era un mito y que la realidad era que el país tenía recursos de sobra, por lo que, de inmediato, creo una nueva secretaría y anunció la construcción de un metro, el cual se hizo en un dos por tres y con incontable dinero.
De allá para acá, categóricamente, y pa’lante todo el tiempo, el grupo gobernante nos asegura que República Dominicana es “inagotable” -algo hasta ahora muy real- porque en sólo seis años ha logrado duplicar la deuda externa, en un manejo espectacular de la economía que le permite seguir cogiendo préstamos y creando impuestos sin parar.
4.- Cuando las alzas de la gasolina alcancen su mayor nivel, el gobierno se encargará de demostrar que es un mito eso de que “un simple aumento a la gasolina” desencadena una inflación a todos los niveles -ojalá que lo logre- aunque resulte un desmentido a la tesis que en ese sentido, estando en la oposición, desarrollo Leonel Fernández con lujo de detalles.
Porque Quisqueya no es el mar, tengo mis dudas de que sea inagotable, pero no puedo adelantar que esto es un mito. Lo que sí puedo predecir que no será un mito es que la próxima generación de dominicanos será la que va a cargar más pesado en toda la historia del país. A ella le tocará pagar, sin chistar.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
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