NEW YORK. Una buena impresión y, concomitantemente, un sentimiento de conmiseración me causó el licenciado Danilo Medina cuando lo escuché hablando con un grupo de agentes de viajes y remesadores, durante un desayuno la pasada semana en el restaurant Dominican Express, ubicado en la calle Dyckman.
Exponente llano y convincente -nunca antes había visto a Danilo personalmente- vendió bien sus ideas, se mostró como un planificador y fue directo con sus respuestas durante el encuentro. Es un político con personalidad bastante diferente a la que ostenta la generalidad de sus colegas con los cuales tiene que debatirse en la arena dominicana. Con ese concepto salí del encuentro y, después de analizar algunas cosas, mi conmiseración afloró.
Pienso que el mal que padece Danilo de un tiempo a esta parte no tiene remedio, pues se trata de la necesidad en expansión permanente de mantenerse en el poder del doctor Leonel Fernández.
Aunque -después de unos dos años de guardar estricta reclusión- Danilo lució bien y recibió firmes muestras de respaldo a su propósito presidencial por parte de los convocantes al desayuno y del equipo de trabajo que le es fiel, pienso en su futura recaída como inevitable.
El estado va a postrar a Medina de nuevo. Si Leonel no intenta reelegirse, algo que luce muy remoto, al último de los candidatos que él le daría su apoyo es al sanjuanero, porque éste es el líder y organizador natural y discreto del PLD desde la muerte del profesor Juan Bosch. Uno se convence de eso al ver los riesgos que se toman de quedar fuera de las posiciones que ocupan en el line up del gobierno los activistas de su campaña.
Danilo, ahora lo pienso, es un político realmente extraño en esta época en que el transfuguismo, la renuncia y la traición son las leyes por excelencia para la supervivencia por todo lo alto de quienes negocian en el mega millonario mercado de los partidos dominicanos, que tienen su wall street operando con las siglas JCE.
Por mucho, pero por muchísimo menos que lo que le hizo Leonel a Danilo para quitarle la candidatura presidencial de 2008 encontraron justificación para ponerse precio y pasar al PLD dirigentes tradicionales del PRD en la campaña de 2008 y en la recién pasada. Y por cargos menores al de secretario administrativo de la presidencia, del cual le renunció Danilo a Leonel, está la cúpula del PRSC a los pies de Leonel. Y entre las gentes del PLD podemos citar el caso de Gilberto Serulle, quien despojado de su candidatura a síndico en su organización, se marchó para el PRD y venció al poder en Santiago.
Danilo demuestra ser capaz y diferente, pero eso no le será suficiente para ser el candidato del PLD y luego presidente. Gente de su propio partido, para preservar a Leonel y al PLD del fracaso electoral de 2000, le puso el sambenito de no tener carisma, el cual le reajustaron muy bien en 2008. Danilo Medina tal vez sea “!una estrella!”, como musitó emocionado Eury Cabral al término del encuentro, eso no lo sé; lo que a mí me quedó claro es que él es un líder dentro de su partido, a la vez que una valiosa pieza de sacrificio para quien juega la partida a nombre del PLD.
Compadezco a Danilo, quien parece que sufrirá suerte similar a la de Peña Gómez, quien siendo el líder natural en los momentos estelares del PRD no pudo hacer más que arriar para que otros de sus compañeros enlazaran la presidencia del país. En dos ocasiones -1994 y 1996- el poder aplastó a Peña Gómez, impidiéndole ceñirse una banda presidencial que las grandes mayorías veían con antelación en sus manos, lo mismo que ocurre hoy con los fieles seguidores de Danilo.
Medina ya atajó par de veces para que Leonel enlazara y ya una vez lo aplastó el poder, como él mismo lo reconoció. Por ahí viene zumbando 2012, así que en poco tiempo sabremos que hará el poder con Danilo.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
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