NEW YORK. Sobeida tiene todos los atributos para hacer una carrera política de altos vuelos. Sabe engañar, mofar y bufear. Le gusta el dinero y el poder. No pierde la compostura así porque sí, sabe que en la República Dominicana lo importante es parecer. No descuida su apariencia, se viste caro… Ella todo lo hace como los modernos políticos criollos, quienes con seguridad le envidian su sonrisa.
En su viaje de vuelta al país, de acuerdo a las crónicas, dio muestras de su extraordinario temple. A pesar del drama de su regreso y las turbulencias del vuelo que abordó en Puerto Rico, ella se maquillaba tranquila. No hay duda, tiene capacidad para no inmutarse, como los políticos que ignoran que el país se cae en torno suyo, y siguen pa’lante.
Además, La joven mujer se conduce como estrella del espectáculo y, como tal, genera más simpatías que rechazos. Los comentarios de los internautas en todo lo que se publica sobre ella avalan lo que acabo de decir.
Y más importante que eso es todo lo que provocó en la prensa su llegada. Empezando porque generó una secuencia de crónicas, sin parangón que se recuerde, desde que se anunció que volaría hasta que fue internada en Najayo. “Viene hoy Sobeida, despegó el avión de Sobeida, está llegando a San Isidro, no se desvió para Las Américas”, etc. Mire, el presidente Leonel Fernández ha regresado cientos de veces al país y nunca he visto a los medios desarrollar una secuencia minuto a minuto para crear la expectativa mayúscula que se creo con Sobeida. Ni hablar de los mensajes en Face Book, Twitter, etc.
El interés por ella es mayúsculo. Bastaría con señalar que los internautas hicieron colapsar la página que Diario Libre publicó con su foto exclusiva al poner sus pies en tierra dominicana. Pero debo agregar que el fiscal Moscoso Segarra y el procurador adjunto Frank Soto no se pudieron contener durante el corto viaje desde Puerto Rico y entraron en amena conversación, dicho por Soto, “sobre diversos temas” con Sobeida. Ella luego se negó a ser fotografiada con ambos, porque “no quería show” a su regreso al país, de acuerdo a declaraciones que dio su abogado Félix Portes.
Por lo que se aprecia, la tasa de rechazo de Sobeida parece ser muy baja. De su popularidad no hay duda y no hay en el país quien desconozca su nombre, factores que son los que se miden e inciden enormemente a la hora de candidatear ciudadanos para posiciones importantes.
Sabemos que para ser político exitoso en estos tiempos la educación, la ética, los valores morales no tienen gran importancia. Si alguien es popular, es buen prospecto para ganar un torneo electoral. La popularidad es tan importante que anula hasta la falta de preparación para ocupar un cargo. Pongo de ejemplo la alcaldía del Distrito Nacional: entre sus últimos alcaldes figuran un locutor, un merenguero y un cómico, llevados al puesto por cada uno de los tres partidos que han desguazado la res pública dominicana.
Por otro lado, no debe ser un obstáculo para el éxito político de Sobeida su paso por la cárcel, pues tenemos por montones ex presidiarios que congresistas han sido, y vienen más. Y no hablemos de los ex presos que han pasado a ser funcionarios gubernamentales. Actualmente tenemos unos cuantos.
De cara a lo que han hecho desde el Palacio Nacional los políticos, de cara a su ofensivo enriquecimiento con los bienes que se supone que son del estado, lo de Sobeida es nada. Ella era la amante de un capo del bajo mundo gastadora de dinero en las alturas del jet set criollo. Las queridas de los capos ministeriales y militares hacen lo mismo, con el agravante de que su dinero le llega del estado.
Un problema para Sobeida es la acusación de lavado de activo, se puede pensar. Pero, si somos justos, reconocemos que, de ser cierto que lo hizo, ella cae en la categoría de una lavandera de patio si se le compara con Arturo del Tiempo, de quien el diligente fiscal que fue a buscarla a Puerto Rico dijo que el caso del español había que dejarlo al tiempo.
El caso de Sobeida no ha sido dejado al tiempo porque las autoridades saben que ella sirve hasta para remedio. Sólo hay que ver que su magnetismo hasta anuló las reacciones contra el odioso anuncio de más impuestos hecho por Bengoa. Tiene mucho en la bola política Sobeida. Sin necesidad de fotoshop a cualquiera engaña, pues luce cándida y elegante hasta con un casco de hierro. Nadie sabe si “el ingenio popular” empieza a colocar vallas candidateándola aunque sea para el congreso. ¿Quién lo duda después de los vítores y aplausos espontáneos que le tributó el público a su salida del palacio de justicia?
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
Lo que en República Dominicana el calor consume, en New York el frío lo conserva. Lo que en RD a nadie asombra, en NY eriza. Hablemos EN FRIO de asuntos que queman.
lunes, 26 de julio de 2010
martes, 20 de julio de 2010
Compadezco a Danilo
NEW YORK. Una buena impresión y, concomitantemente, un sentimiento de conmiseración me causó el licenciado Danilo Medina cuando lo escuché hablando con un grupo de agentes de viajes y remesadores, durante un desayuno la pasada semana en el restaurant Dominican Express, ubicado en la calle Dyckman.
Exponente llano y convincente -nunca antes había visto a Danilo personalmente- vendió bien sus ideas, se mostró como un planificador y fue directo con sus respuestas durante el encuentro. Es un político con personalidad bastante diferente a la que ostenta la generalidad de sus colegas con los cuales tiene que debatirse en la arena dominicana. Con ese concepto salí del encuentro y, después de analizar algunas cosas, mi conmiseración afloró.
Pienso que el mal que padece Danilo de un tiempo a esta parte no tiene remedio, pues se trata de la necesidad en expansión permanente de mantenerse en el poder del doctor Leonel Fernández.
Aunque -después de unos dos años de guardar estricta reclusión- Danilo lució bien y recibió firmes muestras de respaldo a su propósito presidencial por parte de los convocantes al desayuno y del equipo de trabajo que le es fiel, pienso en su futura recaída como inevitable.
El estado va a postrar a Medina de nuevo. Si Leonel no intenta reelegirse, algo que luce muy remoto, al último de los candidatos que él le daría su apoyo es al sanjuanero, porque éste es el líder y organizador natural y discreto del PLD desde la muerte del profesor Juan Bosch. Uno se convence de eso al ver los riesgos que se toman de quedar fuera de las posiciones que ocupan en el line up del gobierno los activistas de su campaña.
Danilo, ahora lo pienso, es un político realmente extraño en esta época en que el transfuguismo, la renuncia y la traición son las leyes por excelencia para la supervivencia por todo lo alto de quienes negocian en el mega millonario mercado de los partidos dominicanos, que tienen su wall street operando con las siglas JCE.
Por mucho, pero por muchísimo menos que lo que le hizo Leonel a Danilo para quitarle la candidatura presidencial de 2008 encontraron justificación para ponerse precio y pasar al PLD dirigentes tradicionales del PRD en la campaña de 2008 y en la recién pasada. Y por cargos menores al de secretario administrativo de la presidencia, del cual le renunció Danilo a Leonel, está la cúpula del PRSC a los pies de Leonel. Y entre las gentes del PLD podemos citar el caso de Gilberto Serulle, quien despojado de su candidatura a síndico en su organización, se marchó para el PRD y venció al poder en Santiago.
Danilo demuestra ser capaz y diferente, pero eso no le será suficiente para ser el candidato del PLD y luego presidente. Gente de su propio partido, para preservar a Leonel y al PLD del fracaso electoral de 2000, le puso el sambenito de no tener carisma, el cual le reajustaron muy bien en 2008. Danilo Medina tal vez sea “!una estrella!”, como musitó emocionado Eury Cabral al término del encuentro, eso no lo sé; lo que a mí me quedó claro es que él es un líder dentro de su partido, a la vez que una valiosa pieza de sacrificio para quien juega la partida a nombre del PLD.
Compadezco a Danilo, quien parece que sufrirá suerte similar a la de Peña Gómez, quien siendo el líder natural en los momentos estelares del PRD no pudo hacer más que arriar para que otros de sus compañeros enlazaran la presidencia del país. En dos ocasiones -1994 y 1996- el poder aplastó a Peña Gómez, impidiéndole ceñirse una banda presidencial que las grandes mayorías veían con antelación en sus manos, lo mismo que ocurre hoy con los fieles seguidores de Danilo.
Medina ya atajó par de veces para que Leonel enlazara y ya una vez lo aplastó el poder, como él mismo lo reconoció. Por ahí viene zumbando 2012, así que en poco tiempo sabremos que hará el poder con Danilo.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
Exponente llano y convincente -nunca antes había visto a Danilo personalmente- vendió bien sus ideas, se mostró como un planificador y fue directo con sus respuestas durante el encuentro. Es un político con personalidad bastante diferente a la que ostenta la generalidad de sus colegas con los cuales tiene que debatirse en la arena dominicana. Con ese concepto salí del encuentro y, después de analizar algunas cosas, mi conmiseración afloró.
Pienso que el mal que padece Danilo de un tiempo a esta parte no tiene remedio, pues se trata de la necesidad en expansión permanente de mantenerse en el poder del doctor Leonel Fernández.
Aunque -después de unos dos años de guardar estricta reclusión- Danilo lució bien y recibió firmes muestras de respaldo a su propósito presidencial por parte de los convocantes al desayuno y del equipo de trabajo que le es fiel, pienso en su futura recaída como inevitable.
El estado va a postrar a Medina de nuevo. Si Leonel no intenta reelegirse, algo que luce muy remoto, al último de los candidatos que él le daría su apoyo es al sanjuanero, porque éste es el líder y organizador natural y discreto del PLD desde la muerte del profesor Juan Bosch. Uno se convence de eso al ver los riesgos que se toman de quedar fuera de las posiciones que ocupan en el line up del gobierno los activistas de su campaña.
Danilo, ahora lo pienso, es un político realmente extraño en esta época en que el transfuguismo, la renuncia y la traición son las leyes por excelencia para la supervivencia por todo lo alto de quienes negocian en el mega millonario mercado de los partidos dominicanos, que tienen su wall street operando con las siglas JCE.
Por mucho, pero por muchísimo menos que lo que le hizo Leonel a Danilo para quitarle la candidatura presidencial de 2008 encontraron justificación para ponerse precio y pasar al PLD dirigentes tradicionales del PRD en la campaña de 2008 y en la recién pasada. Y por cargos menores al de secretario administrativo de la presidencia, del cual le renunció Danilo a Leonel, está la cúpula del PRSC a los pies de Leonel. Y entre las gentes del PLD podemos citar el caso de Gilberto Serulle, quien despojado de su candidatura a síndico en su organización, se marchó para el PRD y venció al poder en Santiago.
Danilo demuestra ser capaz y diferente, pero eso no le será suficiente para ser el candidato del PLD y luego presidente. Gente de su propio partido, para preservar a Leonel y al PLD del fracaso electoral de 2000, le puso el sambenito de no tener carisma, el cual le reajustaron muy bien en 2008. Danilo Medina tal vez sea “!una estrella!”, como musitó emocionado Eury Cabral al término del encuentro, eso no lo sé; lo que a mí me quedó claro es que él es un líder dentro de su partido, a la vez que una valiosa pieza de sacrificio para quien juega la partida a nombre del PLD.
Compadezco a Danilo, quien parece que sufrirá suerte similar a la de Peña Gómez, quien siendo el líder natural en los momentos estelares del PRD no pudo hacer más que arriar para que otros de sus compañeros enlazaran la presidencia del país. En dos ocasiones -1994 y 1996- el poder aplastó a Peña Gómez, impidiéndole ceñirse una banda presidencial que las grandes mayorías veían con antelación en sus manos, lo mismo que ocurre hoy con los fieles seguidores de Danilo.
Medina ya atajó par de veces para que Leonel enlazara y ya una vez lo aplastó el poder, como él mismo lo reconoció. Por ahí viene zumbando 2012, así que en poco tiempo sabremos que hará el poder con Danilo.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
jueves, 15 de julio de 2010
Entre la añoranza y el sin deseo de llegar.
NEW YORK. Vivir por aquí es escindirse entre la añoranza y el rechazo, entre el querer ir y el sin deseo de llegar a mi República Dominicana.
Ahhh... la añoranza por lo que quedó allá, que es mucho y muy valioso, por tratarse de familiares y amistades; siempre quiero ir a estar con ellos. Ufff... el rechazo a lo que ofrece un sistema político podrido, totalmente corrompido, me deja sin deseo de llegar.
¡Qué batalla tan fuerte la que sostienen mis sentimientos opuestos! Qué difícil hace la vida por aquí el brutal enfrentamiento entre el corazón y la razón. El corazón hala con fuerza desde Santo Domingo y la razón me abraza con la misma fuerza en el Bronx. Aayy… ¡Cuánta gente de la diáspora en la misma situación! Conozco a tantos y tantas, y nadie me dice cómo resolver el problema de manera satisfactoria.
Muchos de los que optaron por la ciudadanía de Estados Unidos, paradójicamente, hablan con más orgullo que nunca de su nacionalidad dominicana. Y difícilmente dirigen sus pasos vacacionales a un lugar distinto a la tierra donde Trujillo y Balaguer hicieron metástasis y la Raza Inmortal es un mito. Hacia allá van todos los años, cargados de alegrías e ilusiones para regresar con tristezas y desilusiones.
“Ese país no hay quien lo aguante… bebí ma’ romo quel carajo… la delincuencia está acabando… hay bancas, discotecas y colmadones a dos por chele… los apagones y la falta de agua están peor que nunca… Di una gozá en un resort… vine to’ pica’o de los mosquitos… merengue de calle y la bachata por un tubo… todo está carísimo; no sé cómo la gente resuelve. Llevé mil y pico de dólares y a la semana no tenía un chele… si no hubiera sido vivo, me quitan este reloj, a la 12 del día, en la 27… cuando vuelva es pa’ un resort y de ahí no salgo”. Es más o menos lo que cuentan los viajeros.
Tengo mis propias experiencias en ese sentido. Disfruto a más no poder los abrazos con mi gente, pero ya perdí la costumbre de andar tocando el miedo en las calles; increíble la transformación que he sufrido en este sentido en cuatro años por aquí.
Vivo sopesando, comparando entre ser un forastero permanente por aquí o el dominicano de siempre allá. Los pros y los contras son muchos.
Aquí, con sus peligros de gran ciudad, en la selva de cemento vivo con agua y luz, y transporte organizado, servicios que no distinguen a propios y extraños. Allá viviría en el pequeño territorio más rico del mundo, lo tiene todo en 48 mil kilómetros, mas los servicios son discriminatorios y el transporte sólo es bueno para los que tienen franqueadores. Me digo que esas son tonterías…
Aquí todos saben que soy extranjero, con derechos limitados, pero vivo confiado en que -si tengo la razón- puedo ganar cualquier batalla judicial. Allá nadie podría tildarme de foráneo, pero viviría como un paria de la casta gobernante, a merced de la delincuencia creciente, sin garantía mínima de derechos, porque éstos sólo son garantizados a quienes tienen padrinos fuertes en el gobierno. Esto lo veo como algo muy serio.
Por aquí vivo anónimamente libre; allá, relativamente conocido, estaría punto menos que obligado a comprometerme con la apariencia, porque en mi querido batey desde hace unos pocos años la percepción es más importante que la realidad.
Quiero a mi familia y amistades, siento la necesidad de estar con ellos y me obligan a pensar en regresar. Abomino, me repugna, el padrino político obligatorio; rechazo el sistema que hace de los depredadores del estado los árbitros de la “justicia” dominicana. ¿Qué le parece? No es fácil el dilema, y no me consuela que en mi situación hay centenares de miles de dominicanos en el extranjero.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
Ahhh... la añoranza por lo que quedó allá, que es mucho y muy valioso, por tratarse de familiares y amistades; siempre quiero ir a estar con ellos. Ufff... el rechazo a lo que ofrece un sistema político podrido, totalmente corrompido, me deja sin deseo de llegar.
¡Qué batalla tan fuerte la que sostienen mis sentimientos opuestos! Qué difícil hace la vida por aquí el brutal enfrentamiento entre el corazón y la razón. El corazón hala con fuerza desde Santo Domingo y la razón me abraza con la misma fuerza en el Bronx. Aayy… ¡Cuánta gente de la diáspora en la misma situación! Conozco a tantos y tantas, y nadie me dice cómo resolver el problema de manera satisfactoria.
Muchos de los que optaron por la ciudadanía de Estados Unidos, paradójicamente, hablan con más orgullo que nunca de su nacionalidad dominicana. Y difícilmente dirigen sus pasos vacacionales a un lugar distinto a la tierra donde Trujillo y Balaguer hicieron metástasis y la Raza Inmortal es un mito. Hacia allá van todos los años, cargados de alegrías e ilusiones para regresar con tristezas y desilusiones.
“Ese país no hay quien lo aguante… bebí ma’ romo quel carajo… la delincuencia está acabando… hay bancas, discotecas y colmadones a dos por chele… los apagones y la falta de agua están peor que nunca… Di una gozá en un resort… vine to’ pica’o de los mosquitos… merengue de calle y la bachata por un tubo… todo está carísimo; no sé cómo la gente resuelve. Llevé mil y pico de dólares y a la semana no tenía un chele… si no hubiera sido vivo, me quitan este reloj, a la 12 del día, en la 27… cuando vuelva es pa’ un resort y de ahí no salgo”. Es más o menos lo que cuentan los viajeros.
Tengo mis propias experiencias en ese sentido. Disfruto a más no poder los abrazos con mi gente, pero ya perdí la costumbre de andar tocando el miedo en las calles; increíble la transformación que he sufrido en este sentido en cuatro años por aquí.
Vivo sopesando, comparando entre ser un forastero permanente por aquí o el dominicano de siempre allá. Los pros y los contras son muchos.
Aquí, con sus peligros de gran ciudad, en la selva de cemento vivo con agua y luz, y transporte organizado, servicios que no distinguen a propios y extraños. Allá viviría en el pequeño territorio más rico del mundo, lo tiene todo en 48 mil kilómetros, mas los servicios son discriminatorios y el transporte sólo es bueno para los que tienen franqueadores. Me digo que esas son tonterías…
Aquí todos saben que soy extranjero, con derechos limitados, pero vivo confiado en que -si tengo la razón- puedo ganar cualquier batalla judicial. Allá nadie podría tildarme de foráneo, pero viviría como un paria de la casta gobernante, a merced de la delincuencia creciente, sin garantía mínima de derechos, porque éstos sólo son garantizados a quienes tienen padrinos fuertes en el gobierno. Esto lo veo como algo muy serio.
Por aquí vivo anónimamente libre; allá, relativamente conocido, estaría punto menos que obligado a comprometerme con la apariencia, porque en mi querido batey desde hace unos pocos años la percepción es más importante que la realidad.
Quiero a mi familia y amistades, siento la necesidad de estar con ellos y me obligan a pensar en regresar. Abomino, me repugna, el padrino político obligatorio; rechazo el sistema que hace de los depredadores del estado los árbitros de la “justicia” dominicana. ¿Qué le parece? No es fácil el dilema, y no me consuela que en mi situación hay centenares de miles de dominicanos en el extranjero.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
martes, 6 de julio de 2010
La constitución nació muerta
NEW YORK. Me equivoqué al pensar que era una exageración de un buen amigo la sentencia que hizo, antes de que fuera promulgada, de que nacería muerta la constitución que mandó a preparar el presidente Leonel Fernández. El hombre dio en el clavo.
La tal constitución está realmente muerta y lo hizo saber sin empacho el mismo que la configuró, el doctor Fernández, quien invitó a la prensa -motivado por una nueva gira internacional- a un almuerzo de despedida en el Palacio Nacional, donde eructó que la última palabra sobre su reelección la tendrá “el pueblo”. Sólo le faltó agregar: el hecho de que la constitución prohíbe la reelección no tiene la menor importancia.
“El pueblo” -lógicamente “el pueblo” que cobra en el gobierno- enterrará a la difunta donde menos hieda. Eso está garantizado. El otro pueblo no tendrá vela en el entierro. Me refiero al pueblo mencionado por una periodista que estuvo a punto de provocar una indigestión presidencial, al preguntarle al mandatario si atenderá la invocación que éste le hace para que cancele a Héctor Rodríguez Pimentel. A la periodista no le quedó de otra que recibir tranquila el boche que le eructó el mandatario recordándole que él es quien quita y pone en el gobierno. Sólo le faltó agregar: y no estoy en eso.
Viviendo uno por estos predios newyorkinos, donde se recupera la capacidad de asombro que allá en mi batey se pierde, uno se pregunta ¿cómo serán las cosas en el país en corto tiempo si quien tiene que garantizar el respeto a la constitución es el primero que la viola? Inevitable pensar en lo que le ocurriría a Barack Obama si por error diera la mínima señal de un intento de violación a la constitución de la nación.
Cuán diferentes son las cosas aquí y allá. Leonel se da el lujo de pasarle por encima a la constitución y faltando dos años para las elecciones ya su ofensiva publicitaria tomó altura con la colocación de la valla -un bodrio gigante, por cierto- donde aparece en pose pensativa con un amanecer de fondo. Nada, que su padre político adoptivo una vez se promovió con la frase un nuevo amanecer con Balaguer en el poder. No me extrañaría si en unos días comienza a sonar en radio otro amanecer con Leonel en el poder.
Es repugnante la política en República Dominicana. Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade del país.
La tal constitución está realmente muerta y lo hizo saber sin empacho el mismo que la configuró, el doctor Fernández, quien invitó a la prensa -motivado por una nueva gira internacional- a un almuerzo de despedida en el Palacio Nacional, donde eructó que la última palabra sobre su reelección la tendrá “el pueblo”. Sólo le faltó agregar: el hecho de que la constitución prohíbe la reelección no tiene la menor importancia.
“El pueblo” -lógicamente “el pueblo” que cobra en el gobierno- enterrará a la difunta donde menos hieda. Eso está garantizado. El otro pueblo no tendrá vela en el entierro. Me refiero al pueblo mencionado por una periodista que estuvo a punto de provocar una indigestión presidencial, al preguntarle al mandatario si atenderá la invocación que éste le hace para que cancele a Héctor Rodríguez Pimentel. A la periodista no le quedó de otra que recibir tranquila el boche que le eructó el mandatario recordándole que él es quien quita y pone en el gobierno. Sólo le faltó agregar: y no estoy en eso.
Viviendo uno por estos predios newyorkinos, donde se recupera la capacidad de asombro que allá en mi batey se pierde, uno se pregunta ¿cómo serán las cosas en el país en corto tiempo si quien tiene que garantizar el respeto a la constitución es el primero que la viola? Inevitable pensar en lo que le ocurriría a Barack Obama si por error diera la mínima señal de un intento de violación a la constitución de la nación.
Cuán diferentes son las cosas aquí y allá. Leonel se da el lujo de pasarle por encima a la constitución y faltando dos años para las elecciones ya su ofensiva publicitaria tomó altura con la colocación de la valla -un bodrio gigante, por cierto- donde aparece en pose pensativa con un amanecer de fondo. Nada, que su padre político adoptivo una vez se promovió con la frase un nuevo amanecer con Balaguer en el poder. No me extrañaría si en unos días comienza a sonar en radio otro amanecer con Leonel en el poder.
Es repugnante la política en República Dominicana. Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade del país.
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