lunes, 20 de diciembre de 2010

Violar la ley del 4% fortalece al violador

NEW YORK. Un político profesional (*) y un hombre sensato difícilmente coinciden bajo la misma piel en la República Dominicana. Y mucho más difícil es que un político profesional y un hombre honrado (con dignidad) compartan el mismo cuerpo. O se es político profesional o se es sensato. O se es político profesional o se es honrado y digno. No hay dualidad.
En otros profesionales la dualidad es posible. Para poner un ejemplo: si nos dispusiéramos a hacer una lista de los profesionales de la medicina que al mismo tiempo son sensatos, honrados y dignos, con seguridad que la lista será larga, lo mismo ocurriría con ingenieros, arquitectos, etc. Usted y yo sabemos, y mucho mejor lo saben los modernos políticos profesionales criollos que en su universo es prácticamente imposible hacer un listado de colegas suyos sensatos, honrados y dignos.
Ocurre que -en la práctica profesional actual- política es sinónimo de: perversidad, deslealtad, iniquidad, engaño, simulación, robo, mafia, chantaje, crimen, abuso de poder, corrupción, manipulación, desfachatez y otras pobrezas humanas. Y el político que se reviste con la mayor cantidad de las mismas es el líder de todos. Lo sabe Usted, lo sé yo y mejor lo saben los políticos, quienes actúan sin preocupación, sin vergüenza, sin compasión, con natural impunidad.
Quienes tienen un mínimo de sensatez abominan de la política y con impotencia observan el discurrir de las cosas: la podredumbre política permeando todo. Y cuando los que están fuera del fango político emprenden iniciativas o hacen reclamos justos, como es el caso de la Coalición por una Educación Digna, los políticos profesionales satanizan sus gestiones tildándolas de “politizadas”.
El reclamo de que se cumpla con una ley, como la del 4% del PIB para la educación, es algo que debe ser rechazado por el gobierno y su congreso, nos venden ellos, porque está “politizado”. Es increíble a donde se ha llegado en nuestro país, hoy postrado por una corrupción aceptada por fuerza de costumbre.
A eso han apostado los políticos criollos, a la fuerza de la costumbre, y hay que admitir que han impuesto sus reglas de manera apabullante. Hoy es totalmente normal, gracias al apoyo dado por la red de periodistas y medios “independientes” que trabajan para el gobierno, que el presidente de la República Dominicana sea un violador consuetudinario de la ley.
El caso Sun Land, las nominillas y ahora la no inclusión en el presupuesto nacional del 4% del PIB son violaciones flagrantes a leyes del país, las cuales han sido justificadas sin el menor empacho en los medios. La costumbre ha hecho ley. No hay duda.
Y debemos estar claros en que el no cumplimiento con la ley del 4% del PIB para educación, el no complacer a los sectores sensatos de la nación que hacen el reclamo no está basado en impedimento de tipo económico. La negativa del presidente Leonel Fernández está sustentada en su determinación a no perder la prerrogativa que la fuerza de la costumbre le ha dado de quebrantar la ley cuando sus intereses personales así lo requieren. No olvidemos que él tiene pendiente para quebrantar próximamente la ley que le impide optar por la reelección. Ceder ahora la hubiese restado fuerza, entiende él, para su jornada venidera. Es la práctica continua la que le da destreza y fortaleza al violador.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade de la República Dominicana.
(*) Un político profesional es un vividor de la política, sin ideología ni principios ni lealtad, pero con sólida voluntad de hacerse rico con los bienes del estado.

El poder político es un vicio


…el amor es el cumplimiento de la ley”, (Romanos 13:10).
NEW YORK. De acuerdo al panorama que desdibuja a diario con sus dichos y actuaciones la jerarquía dominicana no se cae en exageración, y mucho menos se peca, si se hace un paralelismo de la dependencia que son capaces de crear el gusto por ejercer el poder político ilimitado y el gusto por el consumo de las llamadas drogas fuertes.
Uno y otras generan rompimientos con las buenas normas conductuales y anulan la conciencia. El poder político, ejercido sin límite y con descaro, deviene en vicio similar al del consumo de narcóticos, con todas las consecuencias que acarrean los vicios al enviciado, a sus familiares, a quienes le rodean y a la sociedad.
Mire, el perfil de cualquier drogadicto en etapa avanzada lo define como un tipo carente de amor (no cumple con la ley) a la vez que es propietario de un singular desprecio hacia los demás, el cual le sirve como soporte interior que le justifica sus acciones para lidiar con su adición.
El drogodependiente viaja permanentemente de la depresión por la falta de su droga a la altanería cuando se la suministra, y se pone “high”. En ese discurrir se deshumaniza y llega a ver el engaño, el robo y hasta el crimen como medios legítimos para satisfacer su necesidad de drogarse. Sin remordimiento de conciencia va a su propia destrucción, transgrediendo en el ínterin todos los valores de la familia y la sociedad.
Los cementerios, las cárceles, los hospitales y las calles de los Estados Unidos están llenos de estrellas y celebridades artísticas y deportivas que en un momento mostraban que lo tenían todo,  incluyendo -lamentablemente- algún vicio que terminó destruyéndolas, afectando a su familia y a la sociedad que los tuvo como paradigmas del éxito que debían ser exaltados y emulados.
Si hablamos de República Dominicana, no es difícil recordar a famosos que se convirtieron en víctimas del vicio de las drogas. E imposible es no saber los nombres de los paradigmas que se enviciaron con la detentación del poder político ilimitado ayer y hoy.
De las historias de engaños, robos y crímenes de los dos viciosos políticos más grandes del pasado siglo hay por ahí millares de dominicanos en capacidad de dar testimonios. De la historia que se escribe en el presente todos podemos hablar, y debemos hablar.
Es más, tenemos la obligación de hablar, para ver si Leonel Fernández -convertido en estrella política por Juan Bosch y en celebridad por Joaquín Balaguer- logra dominar su vicio que está en una etapa bastante avanzada, la cual muestra ya la deshumanización que campea en su mente y que lo lleva a ser inflexible frente a la más humana de las aspiraciones: la de educarse.
Con altanería y sin ningún tapujo Leonel se atrevió a decir que por más que salte y patalee el pueblo él no cumplirá con la ley de entregar el 4% del PIB a la cartera de educación.
Quienes aceptamos lo dicho en Romanos 13:10 no tenemos que dar muchas vueltas para señalar que no hay amor para el pueblo en un hombre que viola leyes creadas para proteger a ese pueblo.
Leonel debe revisar su deshumanización y su ausencia de amor, pues son esas, precisamente, las causas principales que llevan a la ruina a los adictos de cualquier género.
Y es obligación de nosotros insistir para que lo haga, para que el país no llegue al límite de lo insoportable. Recuérdese que para los adictos políticos no hay Hogares Crea que los ayude a rehabilitarse.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones y se apiade del país.

sábado, 11 de diciembre de 2010

Si Leonel pensara cuidaría el país

“... ¡Ay de vosotros, los que ahora reís!, porque os lamentaréis y lloraréis”, (Mateo 6:25).
NEW YORK. Si Leonel Fernández pensara por un momento que en el único lugar donde él puede ser presidente de la República es en República Dominicana cuidaría más, pienso, al pequeño país bendecido por la naturaleza.
Si la doctora Margarita de Fernández pensara por un momento que en el único país donde ella puede ser primera dama es en República Dominicana cuidaría un poco más al país
Si los miembros de la cofradía de Leonel Fernández pensaran por un momento que en el único país del mundo donde pueden ser ministros es en República Dominicana cuidarían más al país.
Sé que es enorme la tarea que tienen que hacer para cuidar al país, porque se trata de cuidarlo de ellos mismos, de la incontrolable compulsión que tienen de apropiarse de todo lo que hay en inútil búsqueda de satisfacer una necesidad en expansión contra la cual no quieren hacer el mínimo esfuerzo para controlarla. Materialmente lo tienen todo, pero quieren más.
Por ello, Leonel, quien entiende que la deuda externa del país todavía es manejable, no deja de hacer diligencias ante la banca internacional para convertirla en inmanejable.  El y su cofradía están decididos a agotar todos los recursos del país: no en vano el gobierno tiene 6,000 cuentas bancarias de las cuales se sirven los miembros del PLD y sus aliados. No piensan que agotando al país también podrían agotar la providencial paciencia del pueblo dominicano.
Como van las cosas, y como la historia se repite (recordemos a la familia Trujillo), puede vislumbrarse que un futuro tal vez no muy lejano ni ellos, ni sus hijos, ni sus nietos podrán disfrutar en paz y con plena libertad de todo lo que han acumulado en el único país del mundo donde nunca serán extranjeros. Mire, ya para disfrutar de lo que tienen ahora deben andar con más guardaespaldas que un capo de la mafia. Con libertad y sin miedo no se mueven solos en el país, conocedores de que lo han convertido en un nicho de inseguridad ciudadana.
No dudo que Leonel y su cofradía tengan recursos para vivir a plenitud en Dubai, en Japón y cualquier otro lugar de los más caros del mundo que elijan hacerlo en un momento dado, cuando se convenzan de que la República Dominicana y los dominicanos no son inagotables, pero deberían pensar que donde quiera que se ubiquen seguirán siendo ex presidente dominicano, ex primera dama y ex ministros dominicanos. Sus hechos los van a perseguir.
No pueden pensar Leonel, su esposa y su cofradía que si controlan su gula en lo que resta de aquí hasta agosto de 2012 el país puede recuperarse algo de la batida que le han dado, y ellos saldrían del gobierno con una imagen aunque sea medianamente aceptable para recibir el perdón de un pueblo que lo perdona todo. Deberían pensar y dejar de burlarse, de reírse de un pueblo paciente, no sea que después tengan que lamentar.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.