martes, 5 de febrero de 2013

Un pueblo postrado paga tranquilo



NEW YORK. Lo que ahora tenemos en el escenario político de la República Dominicana es el “tres pa’ uno declara’o” en que se convirtió la lucha de relevos. PLD, PRSC y PRD actúan unidos a la franca, lo que nunca se había hecho, contra el pueblo que está postrado, desalentado, desesperanzado, extenuado, abatido como nunca antes,
por lo que paga religiosamente su carga impositiva de lo más tranquilo.
El PLD que hace varios torneos electorales presumía de que el país estaba dividido entre “peledeístas y corruptos” hoy es el jefe o capo más exitoso que ha tenido la corrupción dominicana en toda su historia. Ha cohesionado un bloque con sus antiguos rivales que luce tan sólido como Baninter cuando lo acaparó prácticamente todo en el país, poco antes de su desplome.
El secreto del éxito del PLD está en que en la persona del doctor Leonel Fernández encontró al psicópata ideal para profundizar -sin remordimiento alguno y con auténtico orgullo- la prolongada crisis que debilitó y ahora tiene al borde del aniquilamiento la voluntad de lucha de la población por justicia y libertad.
Nada es más efectivo que un período de crisis para causar, individual o colectivamente, agotamiento, desfallecimiento, desánimo, degradación y arruinamiento. Y la crisis del pueblo dominicano, con el camuflaje de democracia, lleva ya más de 50 años en manos de impíos que han apostado a la superación de la maldad de su predecesor. Hay que reconocer que no es fácil mantener la fe en crisis largas y profundas.
Y sin fe no hay visión de futuro, sólo sumisión y preocupación para sobrevivir un día más. Por ello, los propiciadores y administradores de la crisis pueden a mansalva oprimir, pisotear, azotar y recargar a un pueblo que ya actúa como el típico boxeador groggy, que a lo único que atina en su subconsciencia es a recostarse en las cuerdas y cubrirse, sin tirar sus puños, para ver si puede sostenerse sin caer hasta que su rival se canse de golpearlo.
Con el PLD cogiendo para su gente, para el PRSC y para el PRD de Miguel Vargas Maldonado la paliza al pueblo es tan apabullante que su capacidad de reacción es ya prácticamente nula. Así lo indica la mayúscula facilidad con que (en un enero que se anticipaba como difícil) el gobierno cobró el suculento 18% del Itebis, con una base ampliada de productos. No conforme, el presidente nominal Danilo Medina, aumentó los precios de los combustibles durante cinco semanas consecutivas. El pueblo, sin duda, se acostumbró al aumento de la intensidad del castigo.
Me imagino que, con lo gandías e insaciables que son las pandillas políticas, estarán lamentándose de no haber llevado hasta el 20% el impuesto de marras. No hay duda de que la blanqueada que le dio el gobierno a los bolsillos de los pobres en enero es por mucho superior al inesperado triunfo 5-0 de los Leones del Escogido sobre las aguerridas Águilas Cibaeñas en la serie final del pasado torneo de béisbol.
Permítame la disquisición, je je, porque me da la impresión de que la barrida pasada ha sido la derrota que más ha dolido a los aguiluchos. Hasta el doctor Negro Veras hizo un “llora’o” triste en un artículo escrito con la enjundia y el sentimiento que caracteriza a ese santiaguero que está en el grupo de los tres voces más notables que en la actualidad se escuchan desde La Hidalga. Me falta por identificar a uno de los componentes del trío en el cual también ubico a Sara Pérez.
Bueno, no voy a entrar en el análisis del artículo del doctor Veras, aunque quiero. Tampoco hablaré si fue falta de pitcheo o bateo lo que perjudicó a las Águilas. Debo terminar esta columna en la que se colaron pasajes de lucha libre, boxeo y béisbol señalando una sucesión de asuntos, varios muy planificados, que a mi juicio facilitaron el desvío de la atención de la población para que el novedoso 18% de Itebis pasara suave y se convirtiera en costumbre.
Mire, arrancando enero nos entretuvieron con cosas tales como: la aguantadita que el gobierno dio en la frontera a los haitianos ilegales que regresaban a su trabajo, después de pasar las navidades en su país; los viajecitos de Danilo, con el ridículo saltito del charquito; Vargas Maldonado aportó lo que le tocaba desde el PRD con la expulsión de Hipólito Mejía, ratificada luego por el TSE; no podía quedarse fuera Leonel y puso lo suyo con su provocador discurso sobre Duarte. La tapa al pomo fue el “juidero” de Vargas Maldonado y sus socios cuando estrellaron la primera silla en el local del PRD.
Pero como nada es perfecto y los dominicanos residentes en el exterior no estamos “groggy”, por estos predios se preparan asuntos como respuestas contundentes al golpe que se le dio a la diáspora con la suspensión de los servicios que le ofrecía la Junta Central Electoral. De eso hablaremos luego.
Por hoy me voy, que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.

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