NEW YORK. ¡Las cosas de Hipólito Mejía! Ahora le cogió con arar en el mar. Todo porque -dice en una lastimosa carta publicada en el periódico El Nacional- no quiere cargar con una responsabilidad como la división del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), según él “la más viril (¿¡viril!?) y democrática de las fuerzas políticas dominicanas”.
Me asombro y cuestiono el uso del término viril porque lo
considero de más en la frase. Si quería demostrarle a Miguel Vargas Maldonado la importancia de preservar su organización con que hubiese dicho “la más democrática…” era suficiente. Nada conseguirá del presidente del PRD sobreabundando para advertir sobre la fragilidad de la organización. Considero obvio que Hipólito usó el vocablo viril ceñido a cualquiera de sus dos primeras acepciones en el diccionario de la RAE, las cuales son relativas al vidrio, al cristal.
Así lo veo, porque es impropio ajustarle el adjetivo viril (con su significado relativo a varón) a una organización que se agacha después que le roban unas elecciones y que se distingue por el borrón y cuenta nueva cuando alcanza el poder, Hipólito sabe bien de esas cosas. Hasta repitió lo del borrón tras la jornada de las sillas rotas, porque después de que viejos perredeístas provocaron la huida de Miguel y tomaron el local del PRD para recibir a Hipólito, lo que hace éste es entregarlo a la policía para, de nuevo, empezar el lloriqueo por la “unidad”. ¡Insólito!
Continuemos con la carta. Relata Hipólito que buscando la unidad con Miguel “recurrí a los amigos comunes, a los amigos exclusivos de él, a su propia familia, a líderes del partido que simpatizaron con él en la convención, y hasta a la Internacional Socialista”. Y agrega: “Se han presentado todas las fórmulas posibles. Hemos recurrido a la Iglesia Católica, a los principales obispos y representantes de la Conferencia del Episcopado Dominicano, al igual que personas muy cercanas al presidente del PRD”.
Resumiendo: Hipólito ha recurrido a todo el mundo en su búsqueda de hacer la paz con el hombre a quien le entregó el filón de Obras Públicas en su mandato presidencial, pero no ha tocado las puertas del patrón de Miguel. No ha acudido donde el manejador de los hilos (asuntos Figueroa Agosto y dinero del estado) que mueven al flamante presidente del PRD. Hipólito no ha ido, no se ha comunicado con Leonel Fernández. Mientras no lo haga arará en el mar. Y si lo hace, se… eso mismo que Usted dijo.
El asunto está complicado de verdad para Hipólito y para quienes en el PRD continúan creyendo que los huevos sancochados sacan. Miguel no recibirá órdenes de bajar su guardia, porque la película de la división perredeísta ha roto récord de taquillas. Ha sido una panacea para el gobierno, que este 2013 no ha fallado una semana en aumentar los precios de los combustibles y está cobrando tranquilo el 18% de Itebis, sin que sus impresentables figuras que están a cargo de hacer gárgaras con la economía del país tengan siquiera que hacer apariciones públicas para intentar justificar la barbaridad que se comete contra el pueblo.
Mientras, Danilo Medina está en lo suyo, haciendo lo que nunca se ha hecho, encuevado como un topo, pero cobrando hasta por la picada de ojo sin sudar y alimentando su camada fuera de la vista de la población que está entretenida con el drama del PRD. Para no desaparecer del todo de los medios, el presidente nominal semanalmente manda una especie de postalita haciendo cualquier cosa. Después de la del brinquito del charquito, lo vi en una jugando billar y, sin relajo, por el cuadre pensé que bien pudo ser un implacable taco que en esas lides aprendió a arrancarles sus chelitos a los pendejos. Y la más reciente viga (así les decíamos a las postalitas recién salidas) va para el libro, porque fue nada más y nada menos que aprendiendo a poner pañales a unos muñecos. Hubiese sido mucho más tierno que usaran un bebé humano, pero el riesgo de que embarrara al presidente era alto.
¡Sopla! Como juega la mente, pues mencionar a El Nacional, al topo, la postalita y la viga me hizo asociar la campaña mediática de Danilo con aquel famoso álbum del topo Giggio que lanzó Publicaciones Ahora a principios de la década de los 70, que captó la atención de chicos y muchos grandes, y fue un éxito económico. Consistía en hacer aparecer a Giggio, como a Danilo ahora, haciendo cualquier cosa. Me pregunto si lo de ahora no es copia de aquello, salvando la diferencia de que el topo original era gracioso.
Y sigue la mente jugando. Todo viene por añadidura, mencionar a Publicaciones Ahora me hizo recordar que acaban de cumplirse 40 años de la huelga en El Nacional, la cual empezó con un paro en la redacción exigiendo a la dirección la publicación de una réplica de Víctor Grimaldi a acusaciones que le hizo en un editorial don Rafael Herrera. Estaba yo verdecito en la redacción deportiva, pero como vocal del sindicato me tocó, junto a su secretario general, Arsenio Hernández, decidir el apoyo del sindicato de empleados a la huelga, en una corta reunión que realizamos en el local del colegio La Trinitaria. La huelga provocó el parto del periódico La Noticia.
Perdone la digresión. Tal vez me llegó como premonición de lo que viene en el PRD: la división, que esta vez será su tiro de gracia para que felizmente deje de ser la esperanza inútil del pueblo.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.
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