lunes, 17 de diciembre de 2012

Amable, Miguel y Leonel: infelices con cuarto


NEW YORK. Ah, la política. Con el título “Candidatos podridos” publiqué esta columna el 20 de enero de 2008, embarcándome en la tesis de que durante la misma LA ÚNICA LECCIÓN positiva que nos estaban dando los en aquel entonces cabecillas de las boletas electorales de los tres partidos mayoritarios del país -Leonel Fernández, Miguel Vargas Maldonado y Amable Aristy Castro- “es que tener dinero en demasía no garantiza la felicidad”. (http://www.7dias.com.do/app/article.aspx?id=16896)
Destaqué que Amable, Miguel y Leonel -los menciono en ese orden por razones de edad, no por la magnitud de sus perversidades- estaban “podridos en cuartos”, pero que eran esclavos del dinero y del poder,
razones que le impedían ser felices, aún con todo el dinero que tenían.
A casi un lustro de aventurar mi tesis, el mencionado trío me da pie para reconfirmar lo dicho. Los tres han multiplicado varias veces sus fortunas respectivas de 2008 para acá. Pero, al echarse la paloma de 2012, a los tres les sobran motivos para no ser felices.
Amable, por más dueño de Higüey que sea, hoy está bajo acoso por sus desmanes en la Liga Municipal Dominicana (LMD). Si el gobierno quisiera trancarlo, y botar la llave, razones de sobra encontraría en las auditorias practicadas a su gestión en la LMD, desde que Leonel lo colocó allí con la fuerza pública franqueándole el paso a fuerza bruta.
Sabemos que Amable no será trancado (para el pueblo sería ideal y esperanzador), pero eso no sucederá por conocimiento y temor de las autoridades al efecto dominó, que eventualmente provocaría el encarcelamiento del senador, porque el mismo significaría el quiebre del acuerdo no escrito del borrón y cuenta nueva a los más altos niveles de la corrupción gubernamental.
Por más “confianza” que pregone tener en la justicia, no está feliz Amable hoy sabiendo que todo el dinero que acumula de nada le serviría para evitar verse agarrado de los barrotes de la cárcel, si le aplicaran la ley. Tiene Amable más cuartos que en 2008, pero a diferencia de aquel año, ahora cuando los periodistas lo abordan en tropel no es para preguntarle de puercos, pollos y pesos lanzados a la garata, sino de corrupción y encarcelación legal latente. Nadie puede ser feliz así, aunque sea político.
Miguel, como Amable, aumentó su fortuna y de competidor frente a Leonel en 2008 pasó a asociarse con éste en un acto público conocido como “pacto de las corbatas azules”, el cual si bien le dio ventajas económicas inconmensurables, lo alejó de cualquier posibilidad de ser presidente. Y, no sólo eso, le han encajado un apellido de traidor que es como un tatuaje imborrable en su frente.
No es feliz Miguel, por más presidente del PRD que sea, cada vez que piensa que lo que tiene en sus manos es una entelequia condenada a que él la haga desaparecer, de la misma forma que su torpeza política lo sacó de la carrera presidencial en 2012. Conveniente para el pueblo sería que el PRD desaparezca, porque junto al PLD y el PRSC constituye el trípode en que precariamente se sostiene el perverso sistema político del país. Ruego porque eso ocurra, porque no hay mesa de tres patas que se sostenga una vez que se le elimina una.
Tal vez no tengo ni que decir que hoy Leonel es menos feliz que en 2008, no importa la magnitud alcanzada de allá para acá por su fortuna personal, que pocos dudan que no sea la mayor del país.
No puede sentirse feliz, con todo y que, presumido como es, cabe la posibilidad de que él se diga que es importante porque los dominicanos salen con frío y lluvia a vocearle ladrón en Boston o en el Bronx, o porque actualmente dondequiera que se reúnen tres paisanos dos dicen abiertamente que él es un ladrón, y el otro no lo niega, aunque respalde sus fechorías. A nadie lo hace feliz que le digan ladrón.
Leonel podrá tener de sobra para, llegado el momento, instalarse con todos los hierros en cualquier emirato árabe, donde hace preparativos en estos días. Pero no será feliz por allá, sabiendo que si engaña a un árabe podría correr una suerte muy distinta a la libertad que aún tiene tras engañar a millones en la República Dominicana.
Por hoy, me voy. Que Dios le llene de bendiciones, y se apiade de la República Dominicana.

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